Líneas Fuerza

EDUCAR PARA VIVIR UNA FE COMPROMETIDA

      Es acompañar al educando a vivenciar la fe como elemento esencial de su vida, a través de la experiencia de Dios Padre, del seguimiento de Jesús y de la acción del Espíritu, que le exija una conversión personal y social y lo comprometa en la construcción del Reino.

¿Para qué?

  • Para que reconozca a Dios Padre como Padre de todos, asuma a los otros como hermanos y experimente a Jesús como su amigo personal, liberador y camino de total realización, que lo lleva a luchar por la verdad y la justicia.
  • Para formar personas nuevas comprometidas eficazmente en la transformación de la Iglesia según los criterios del Evangelio.
  • Para que logre interpretar la realidad cotidiana y el desarrollo de la Historia, a la luz de la Palabra de Dios y sepa dar, de acuerdo a su edad, una respuesta evangélica a la realidad personal, social, económica, cultural, política y religiosa en que vive.
  • Para que llegue a una opción profesional y vocacional, en vista al servicio de los otros, en fidelidad al Evangelio y de acuerdo a sus propias aptitudes y necesidades.
  • Para llevarlo a su propia conversión, que le haga tomar conciencia de la necesidad de ser justo, fraterno, respetuoso, libre y se comprometa a luchar por la verdad.

¿Cómo?

  • Dando una Educación Religiosa Escolar, a través de un Proyecto Pastoral articulado, que lo lleve a un encuentro personal con Jesús, lo ponga en contacto con la realidad que lo rodea, despierte en él la conciencia crítica y lo lleve a un compromiso concreto de acción evangelizadora.
  • Fomentando la acción grupal y ejercitándolo en el uso de la libertad y el respeto al otro.
  • Orientando el proceso educativo hacia el descubrimiento de su vocación humana y cristiana de acuerdo a las exigencias del compromiso que requiere la maduración de la Fe.
  • Propiciando su conversión como camino propuesto por Jesús para la vida nueva del Reino.
  • Formándolo para que sea capaz de ejercitar su vocación profética de anuncio y denuncia, en una actitud de discernimiento continuo.

EDUCAR PARA LA FAMILIA.

Es formar al educando para que sea creador de una nueva comunidad familiar, basada en el amor, el respeto mutuo, el diálogo, la comunicación, la comprensión, la responsabilidad y el compromiso cristiano, consciente que la familia es el fundamento de la sociedad.

¿Para qué?

  • Para que sea capaz de descubrir, vivir y suscitar progresivamente en su familia, la convivencia cristiana: Fe, responsabilidad compartida, amor, respeto, diálogo, confianza, participación y compromiso.
  • Para que sea consciente que la familia es sujeto y agente insustituible de evangelización y base para la creación de una nueva sociedad.

¿Cómo?

  • Fomentando las relaciones interpersonales, la capacidad de escucha, de reflexión, de autocrítica y cultivando el espíritu de amor y de servicio.
  • Ayudándolo a descubrir su identidad y la de los otros; revalorizando las características propias de la familia venezolana.
  • Asignándole responsabilidades cónsonas con su edad.
  • A través de una educación que lo capacite para ejercer la paternidad responsable.
  • A través de la formación de la mujer como madre, defensora de la vida y educadora del hogar.
  • Concientizándolo del valor del trabajo como forma de solidaridad y de progreso en el mundo familiar.
Perfil de la Familia Tarbesiana

Conscientes del papel fundamental de la familia en el proceso educativo, creemos que el perfil de la familia tarbesiana se expresa así:

  • Es la Comunidad de amor, que tiene como modelo a la familia de Nazareth, responsable principal de la  formación y educación de los hijos.
  • Propicia el ambiente familiar, para la vivencia de la fe cristiana.
  • Participa en la formación cristiana y académica impartida en el Colegio.
  • Fomenta los valores humano-cristianos impartidos en el Colegio.
  • Conoce y asume los lineamientos del Colegio.
  • Participa y  se involucra en las actividades del Colegio: religiosas, sociales, recreativas, docentes…
  • Asume la tarea fundamental de guiar y orientar a sus hijos.
  • Es el lugar privilegiado para el crecimiento y madurez vocacional.

EDUCAR PARA HUMANIZAR Y PERSONALIZAR

Es concienciar al educando que es Hij@ de Dios y por lo tanto, responsable del desarrollo de su dignidad humana, del respeto y cultivo de la vida y de interactuar y comunicarse en un ambiente de libertad.

¿Para qué?

  • Para que se reconozca como Hij@ de Dios y pueda descubrir en el/la otr@ a su herman@.
  • Para que sea consciente de su dignidad humana, viva su positivo y sepa descubrirlo en l@s otr@s.
  • Para que sea capaz de luchar por la transformación de las estructuras que oprimen al ser humano.
  • Para que ponga al servicio de los demás sus propias potencialidades para la construcción de un mundo más justo y más humano.
  • Para que sepa adoptar una posición crítica frente a los agentes socializadores: familia, escuela, ambiente, medios de comunicación, Iglesia…

¿Cómo?

  • Favoreciendo el compromiso en la vivencia de su fe.
  • Propiciando el conocimiento y aceptación de su persona y de los demás.
  • Llevándol@ a participar activamente, según sus capacidades en proyectos de bienestar comunitario.
  • Favoreciendo el desarrollo de una conciencia crítica.

EDUCAR PARA EL SERVICIO – MISIÓN.

Es capacitar al educando como sujeto, no sólo de su propio desarrollo sino también del desarrollo de la comunidad, fomentando una actitud de apertura que le permita comprometerse con sus hermanos en la construcción de un mundo más justo y más humano.

¿Para qué?

  • Para que desarrolle sus valores de libertad, humanice su mundo, transformando la sociedad y construyendo la Historia.
  • Para que conozca la realidad que lo rodea y adquiera un compromiso social y eclesial conforme al Evangelio.
  • Para que viva la alegría de servir y de compartir lo que es y lo que tiene.

¿Cómo

  • Propiciando en el educando el conocimiento de su realidad a nivel personal, familiar, estudiantil e histórico-social en que vive.
  • Propiciando en el educando su compromiso cristiano a través de la participación en proyectos estudiantiles, eclesiásticos y sociales.

EDUCAR PARA LA JUSTICIA

Es dar una educación enraizada en el Evangelio que lo lleve a tomar una posición crítica frente a la sociedad, según favorezca o no a sus hermanos.

¿Para qué?

  • Para que desarrolle su conciencia crítica
  • Para que, en situaciones conflictivas, sepa asumir una posición justa, sin retroceder.

¿Cómo

  • Revisando planes pastorales, proyectos de estudio, contenidos, actuación de los docentes, recursos para el aprendizaje y sistemas administrativos y disciplinarios para que respondan a la opción por la justicia
  • Mediante una formación social, política, fundamentada en el Evangelio y en la Doctrina Social de la Iglesia.

EDUCAR PARA INTEGRARSE EN EL PROCESO SOCIO-CULTURAL VENEZOLANO Y LATINOAMERICANO

Es dar una educación dinámica, creadora y abierta al diálogo, que responda a las exigencias de nuestro país y continente, que despierte a su pluralismo humano y a su ser, lleno de originalidad en sus costumbres, su lengua, sus instituciones y su cultura.

¿Para qué?

  • Para afrontar el cambio permanente y orgánico que exige nuestro dinamismo socio-cultural.
  • Para rescatar la identidad, los valores nacionales y favorecer la autodeterminación como pueblos latino-americanos.
  • Para revitalizar los valores que la sociedad y la época postmoderna nos plantean como retos para el Tercer Milenio.

¿Cómo

  • Realizando dentro del proceso educativo, acciones concretas que conduzcan al conocimiento, aprecio y defensa de los derechos del pueblo venezolano y de otros países latinoamericanos, así como también de su cultura y de sus valores nacionales.
  • A través del dinamismo y creatividad del proceso educativo.
  • Confrontando los valores del patrimonio cultural con los que vive el joven de hoy.